“Las tratativas para vincular la producción nacional con los mercados europeos tienen un antecedente educativo y científico destinado a la formación de profesionales.”
Con épocas de mayor y de menor intensidad —y con el centro de gravedad desplazándose entre diferentes potencias—, Europa y Latinoamérica han mantenido relaciones de cooperación desde hace centenares de años. En ese marco, se desarrolló durante enero pasado la gira diplomática del presidente Mauricio Macri por Europa, con el fin de reforzar los vínculos comerciales con la Unión Europea (UE), la promoción de inversiones para la Argentina y los acuerdos bilaterales con el Mercosur.
La historia muestra que las negociaciones relacionadas con bloques económicos son, con frecuencia, de largo aliento y que sus resultados pueden no ser inmediatos e incluso, fluctuantes en el tiempo, en particular en contextos donde resurge con vigor la discusión —también centenaria— sobre proteccionismo y librecambio. Más aún, cuando entran en danza recursos estratégicos, tales como la energía y los alimentos. Sin embargo, mientras dichas negociaciones oficiales se desarrollan paulatinamente, existen herramientas complementarias que aportan, en forma paralela, al fortalecimiento de las relaciones entre los distintos países y los bloques económicos. Al fin y al cabo, se trata, en gran medida, de la construcción de sincronía y confianza recíproca. Este es el caso de lo que podríamos denominar diplomacia académica, que se desarrolla mediante acuerdos y alianzas entre entidades públicas y privadas del sector educativo de la Argentina y el exterior.
Un fuerte antecedente actual de alianza estratégica entre Latinoamérica y Europa, que ya cumplió diez años, es el acuerdo entre la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Argentina) y la Universidad de Parma (Italia), que dio paso a la creación del Máster Internacional en Tecnología de los Alimentos (MITA), con sede en la capital argentina y con alcance al resto del país, el Mercosur y otros países de América Latina.
Desde sus inicios, el MITA tuvo una misión muy clara: aumentar la competitividad de las empresas del sector de alimentos y bebidas tomando como eje fundamental para este logro la puesta en valor de la investigación, al tiempo que vincula el sector científico con el productivo y pone la mirada en una oferta con valor agregado. Durante el proceso para alcanzar esta meta, se establecieron una permanente transferencia tecnológica y de información, el intercambio de conocimientos y el trabajo conjunto de profesionales que, aunque son fundamentalmente argentinos e italianos, cuentan con la participación de otros actores del Mercosur y de la UE.
Con el tiempo, la trascendencia lograda por el MITA ha permitido consolidar las relaciones entre la Facultad de Agronomía de la UBA y la Universidad de Parma, lo que se traduce en un sinfín de posibilidades, tanto para los graduados como para la industria alimentaria local.
A través de la combinación de nuevas tecnologías y métodos tradicionales, junto con módulos de estudio flexibles, viajes de intercambio técnico-académicos, videoconferencias y resolución de casos existentes en ambos lados del Atlántico, entre otros puntos, se otorga la posibilidad de ampliar los conocimientos con relación al desarrollo de nuevos productos, el control y la dirección de sistemas de procesamiento de alimentos, la supervisión de operación de control de calidad, la realización de análisis, el establecimiento de normas operativas, la temática fitosanitaria y las políticas y regulaciones vigentes. Todo esto, a través de las respectivas lentes normativas del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA, con sede central en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, con sede central en la ciudad de Parma).
Desde una propuesta basada en una formación que integra las visiones europea y argentina, con una repercusión que va más allá de los dos países involucrados inicialmente en el proyecto, el MITA familiariza a profesionales europeos y del Mercosur a través de un proceso de valorización del conocimiento y la investigación, con el fin de empoderar la industria y la producción alimentaria nacional y regional.
El vínculo entre las instituciones académicas de ambos países potencia concretamente la proyección mundial de los expertos argentinos y posibilita la colaboración entre los distintos protagonistas del sector, también en ambos lados del Atlántico: individuos, universidades, empresas, instituciones y autoridades.
Así, tanto la directora académica del MITA, Lic. Adela Fraschina, como el director de Gestión y representante de la Universidad de Parma en la Argentina, Lic. Alessandro Piovesana, son plenamente conscientes de que la alianza académica lograda es una pieza más de un sistema mayor y, a la vez, que desde su posición logran aportar esa diplomacia académica que contribuye al mejor entendimiento de los actores líderes de la industria alimentaria, un sector estratégico para la Argentina y, también, para el mundo entero.
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