El 15 de octubre fue el día elegido para una nueva ronda de defensa de tesis, de la cual participaron seis alumnos de la edición LATAM y dos de la modalidad clásica. El panel evaluador estuvo compuesto por autoridades y profesores del MITA, como el Dr. Hugo Chludil, el Lic. Alessandro Piovesana, el Prof. Giuseppe Bonazzi, el Lic. Jorge Comesaña y la Dra. Monica Monterotti.
El primer lugar lo tuvo el Dr. Brian Cavagnari, quien cursó el MITA LATAM II. Partiendo de una recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el límite en el porcentaje de azúcares libres que deberíamos consumir, señaló: “En la Argentina, solamente el 20 % de la población cumple las recomendaciones de ingesta de azúcares libres de la OMS”. En función de este dato y tomando los edulcorantes no calóricos como reemplazo de los azúcares, se enfocó en los posibles efectos adversos que podrían ocasionar en algunas etapas del ciclo vital —como el embarazo y la lactancia— y los resultados, con sus contradicciones, que evidencian distintas publicaciones científicas, en función del objeto de estudio. Concluyó su presentación remarcando que “la nutrición es una ciencia y no una opinión”.
Continuó con la ronda de defensas la Lic. en Nutrición Laura Gallo, de la IX edición del MITA, con la implicancia en la salud pública argentina —en cuanto a enfermedades crónicas no transmisibles— de los efectos de los probióticos, los prebióticos, los simbióticos y la microbiota haciendo hincapié en la importancia de la prevención como política pública y de la industria alimentaria como eslabón necesario para cumplir con los objetivos de mejorar la calidad nutricional.
La tercera tesista fue la Lic. en Nutrición María Ángeles Guraya, de la X edición del MITA. Su tema se centró en la evaluación de la presencia de microplásticos en distintas marcas de sal marina fina destinadas al consumo, un producto que posee una demanda creciente por ser considerado más saludable y puro que la sal de roca. Ubicó su labor de investigación en Rosario, Santa Fe, aunque también señaló esta problemática en otras partes del mundo, como la zona costera europea.
Mediante videoconferencia, continuaron con la jornada cuatro participantes del MITA LATAM II y un quinto del MITA LATAM II. El Lic. en Administración Agropecuaria Bryan Telöken Dickel, desde el Paraguay, trabajó sobre la obtención de un producto tipo queso crema artesanal realizado con una leche producida por una cooperativa agropecuaria en la que se desempeña como profesional.
Desde Ecuador, siguió la Ing. Valeria Fernández Romero, quien se enfocó en el fraccionamiento y la evaluación de extractos orgánicos de la joyapa para su empleo como potenciales nutracéuticos en la industria de los alimentos. Sobre el requerimiento señalado por la tesista de mejorar la productividad de la fruta, que actualmente se consigue en forma silvestre, el Dr. Chludil, director
académico del MITA, marcó la necesidad de tener en cuenta la sustentabilidad y la conservación de la biomasa a la hora de trabajar con un producto que se da en escasas o pequeñas zonas de cultivo.
La siguiente presentación estuvo a cargo de un compatriota de la oradora anterior, el Lic. John Valverde. En función de un cambio en la matriz energética de Cuenca y de la resistencia de sus pobladores para cocinar por inducción electromagnética, Valverde trabajó sobre la posible alteración de las características sensoriales de los platos tradicionales de la zona, un estudio que arrojó una devolución favorable en cuanto a los resultados del panel sensorial y que alentó el uso de la cocina por este método, que, además, evita la dependencia de los combustibles fósiles.
Desde Manta, el principal puerto pesquero del Ecuador, presentó su tesis el Ing. Joe Jarrin Rubio sobre el uso de proteínas hidrolizadas de pescado a partir del uso de subproductos de la industria pesquera de su país, un tema en el cual se centra su emprendimiento laboral.
Cerró la jornada Alfredo Salazar Lascano, quien habló sobre la implementación de un sistema a base de Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) para lograr la inocuidad y la seguridad alimentarias en su empresa de catering, un cambio que más allá del costo que implicó, tuvo una mayor significancia desde lo cultural.
Desde el MITA, felicitamos a los nuevos egresados y les deseamos el mayor de los éxitos en su vida y en sus emprendimientos laborales.
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