La virtualización de las aulas permite la continuidad de los procesos educativos
En momentos como el actual, distancia —el espacio o intervalo de lugar o de tiempo que media entre dos cosas o sucesos— es una de las palabras más escuchadas. Para los procesos educativos, la distancia física no necesariamente implica una separación temporal ni impide seguir adelante con el dictado de una capacitación de excelencia. Los protocolos de sanidad aplicados por la pandemia de coronavirus buscan evitar que gran parte de la población se desplace de sus hogares. Esto permite que muchas personas puedan destinar más tiempo a la formación profesional y, en un mundo globalizado que derriba límites geográficos y temporales, hacer de la educación virtual una realidad concreta.
En línea con las indicaciones de salubridad gubernamentales y respondiendo a las necesidades de formación constante de los profesionales de la industria de los alimentos, tanto el Parque Científico y Tecnológico de la FAUBA como el Máster Internacional en Tecnología de los Alimentos promueven su oferta de cursos y el lanzamiento de las dos nuevas ediciones del Máster (LATAM y clásico) mediante el uso de plataformas que permiten realizarlos online.
Inaugurando la modalidad de brindar la totalidad de una actividad educativa exclusivamente online y “desde casa”, el 25 y 26 de marzo se dictó el curso de FSSC 22000: Requisitos y Auditoría Interna (integrante de la Diplomatura en Inocuidad de los Alimentos, del Parque Científico y Tecnológico de la FAUBA). Participaron más de treinta alumnos y tres docentes, moderados y asistidos por distintos miembros del equipo del MITA, lo que permitió brindar el material educativo, canalizar preguntas y respuestas, y desarrollar ejercicios de forma exitosa e interactiva. Previamente, los alumnos recibieron instrucciones precisas para poder cursar sin inconvenientes, así como para acceder a las instancias de evaluación, que siempre se realizan a través del Centro de Educación a Distancia (CED) de la FAUBA, en forma remota.
Y aunque los objetivos centrales de las actividades académicas están basados en que los profesionales se formen y se actualicen para desenvolverse con solvencia en la industria de los alimentos, ser dinámicos, claros y precisos a través de una videoconferencia, también, se ha convertido en un objetivo fundamental ya que, sin lugar a dudas, “el medio es el mensaje”.
Líneas de acción para tomar clases virtuales
Ahora bien, tomar una clase en forma virtual, ¿se diferencia mucho de hacerlo de modo presencial? Si bien para cada asistente a un curso la experiencia puede ser distinta (por gustos, edades, por compartir el espacio con otros miembros de la familia, etc.), existen algunas consideraciones que pueden ser de ayuda durante las horas que duren las jornadas educativas, todo claramente sumado a tener las herramientas necesarias y solicitadas por quienes dictan el curso (cámara, aplicaciones solicitadas previamente instaladas, etc.). El primero de ellos es asegurarse de buscar un lugar en el que se minimicen las interferencias externas. Y, aunque pueda parecer una obviedad, se aconseja un orden tanto personal como espacial para aquellos casos en los que se requiera tener encendida la cámara (aunque solo sea por un corto tiempo). A su vez, es necesario ser puntual, tanto por uno mismo como por las otras personas implicadas en el proceso. También, es importante derivar otras tareas que no son urgentes por fuera del horario de clases para evitar la desconcentración y las superposiciones. En aquellos casos en los que se comparte el hogar con otros miembros, es necesaria cierta coordinación con ellos para que todo fluya de una mejor manera.
Una vez establecidas estas consideraciones en este “cambio de paradigma de emergencia”, es importante atender posteriormente las sensaciones y las devoluciones de los asistentes. Así, María Luisa, responsable de gestión de un reconocido laboratorio y alumna del curso de FSSC 2200, señaló que “con todo lo que vivimos hoy, tener este espacio, y haber realizado el curso de manera online, desde casa, es sumamente práctico”. Esta oferta, a su vez, resultó atractiva y oportuna para alumnos que residen en el interior, como Romina, Lic. en Bromatología y asesora independiente, quien optó por cursar la totalidad de la Diplomatura. Y si un curso tiene un gran componente práctico, como en el caso de FSSC, el diseño de sus actividades en forma dinámica es fundamental para su aprovechamiento, un detalle que fue señalado por Agostina, Ing. en Química, quien cursa simultáneamente la edición XI del MITA. Por su parte, Leticia, Ing. en Tecnología de Alimentos y responsable de Calidad e Inocuidad de una innovadora empresa alimentaria, hizo hincapié en el feedback que le permitió adquirir nuevos conocimientos.
Debe destacarse que el ameno intercambio y el formato interactivo fueron pilares para minimizar la incertidumbre de aquellos que demuestran su preferencia por la cursada presencial.
Con respecto a los docentes, la Dra. Rosa Baeza, la Ing. Florencia Bahamonde y el Lic. Jorge Comesaña señalaron la satisfacción de haber cumplido con las expectativas y con los horarios. “Sin lugar a dudas, esta modalidad llegó para quedarse”, señaló el Lic. Comesaña.
A este curso y con la misma modalidad, siguió Tecnología de los Productos Panificados, dentro del marco del MITA XI. Como es habitual, la jornada inicial abrió con la participación de un docente de la Universidad de Parma (Italia), como el Dr. Franco Antoniazzi y continuaron el Dr. Ricardo Pollak y la Dra. Nora Engo. Mohos, panificación artesanal y reproducción industrial, pastas y otros temas de interés se dictaron con el mismo formato dinámico que caracteriza a estos notables profesores durante la cursada presencial.
Estos tiempos de cambio y adaptación nos han interpelado y desafiado a todos, tanto en forma individual como colectiva, a adaptarnos a las necesidades de los demás otorgando lo mejor de cada uno.