Entre las principales preocupaciones en las industrias de alimentos y bebidas se encuentra la alteración de algunos de sus datos. ¿Cómo? Buscando siempre una ventaja económica. Te contamos.
Desde el Parque Científico y Tecnológico de la Facultad de Agronomía de la UBA (PCyT FAUBA) recopilaron información sobre la adulteración de los alimentos y las consecuencias que pueden traer a los consumidores.
Esta situación, además de ser peligrosa en términos de salud, también se convierte en un perjuicio enorme para las empresas en materia de ingresos económicos.
Internacionalmente son reconocidos los casos de fraude alimentario como la crisis de la melamina en China, la adulteración de hamburguesas en Europa con carnes distintas a la vacuna y, en la Argentina, con vinos adulterados con alcohol metílico.
De 66 prohibiciones de venta, fabricación y distribución de alimentos desde enero de 2020 hasta el 21 de junio de 2021, más de la mitad (36) tuvieron relación con problemas de registros, una de las formas más comunes de fraude (usar RNE y RNPA falsos, pertenecientes a otras marcas o dados de baja).
¿El dato de color? De estos 33 casos, 28 correspondieron a aceites y 5 a mieles, 2 de las categorías de productos con mayor frecuencia de adulteración fraudulenta en nuestro país.
Muchas veces, el uso de un material de menor valor en la producción de alimentos o falsamente rotulado, puede llevar, por ejemplo, a la aparición de riesgos en los alimentos, como la presencia de alérgenos y de gluten.
Así, el Parque Científico y Tecnológico de la Facultad de Agronomía de la UBA (PCyT FAUBA), diseñó el curso “Implementando la defensa de los alimentos y la prevención de fraude, un abordaje práctico”, que forma parte de la Diplomatura en Inocuidad de los Alimentos”, que tendrá lugar el 5 de julio.
¿Qué motiva a este tipo de fraude? Siempre existe un fin económico por parte del que lo comete. Pero también, en varios casos, persigue una motivación ideológica: un propósito deliberado de causar daños en las personas.
Esto no solo existe en los distintos grupos “terroristas” sino que muchas veces se trata de empleados, clientes o proveedores de las mismas empresas que buscan producir daño a las personas para generar pérdidas a la empresa.
La prevención de fraude y la defensa de alimentos resultan una preocupación cada vez mayor para la industria, y las empresas deben prepararse para implementarlas en forma adecuada.